Quienes piensen que el tira y afloja entre los Estados Unidos y China ha finalizado, deberían pensarlo de nuevo. A diferencia de la guerra comercial entre estos dos colosos, que acapara titulares en los medios, existe otra pugna secreta en torno a la tecnología blockchain, que el gobierno de Trump parece estar perdiendo.
Mientras la tecnología blockchain es la niña mimada del gobierno de Pekín, en Washington, los legisladores apenas comienzan a considerar las aplicaciones de las cadenas de bloques en medios de pago móviles. Los sistema de pago sin efectivo avanzan en el país del norte, y el congreso está tomando nota sin prisa alguna.
En el otro lado del mundo, los chinos la han emprendido, aparentemente, en contra de las criptomonedas, pero siguen apoyando fuertemente a la tecnología que las impulsa. Durante el 2019, las inversiones en desarrollo de blockchain alcanzaron en China la cantidad de 24 mil millones de yuanes, aproximadamente unos 3.4 mil millones de dólares.
El gobierno de los Estados Unidos, por su parte, ha ignorado en gran medida a las cadenas de bloques, excepto cuando se las ha asociado a la venta de valores o la transmisión de dinero. La Comisión de Bolsa y Valores, SEC, se ha convertido en el perro guardián del status quo financiero de ese país, atajando casi cualquier iniciativa que provenga del ecosistema de las criptomonedas.
Los chinos van por Blockchain
Al considerar los distintos enfoques que los gobiernos de China y USA aplican a las criptomonedas, muchos analistas consideran más que todo los modelos económicos de ambas naciones. Argumentan que la legislación de los Estados Unidos en cuanto a la nuevas tecnologías financieras es obsoleta y que desde Pekín existe absoluto respaldo hacia las cadenas de bloques.
China ha tomado para sí el papel de primer actor en lo que se refiere a este campo, quizá para descollar al fin en un área donde históricamente se han destacado los norteamericanos: la innovación tecnológica.
Pero la motivación central de China puede no estar precisamente en adelantar a los Estados Unidos en una carrera por blockhain, ni siquiera por las criptomonedas. El país asiático puede estar matando dos pájaros con la misma piedra, sobre todo al propulsar la creación de una CBDC nacional.
Dominio mediante criptografía
En una audiencia reciente en el congreso norteamericano, uno de los interpelados por la Fuerza de Tareas de FinTech, comentó que ya en China es imposible emplear una tarjeta de crédito física en ninguna parte, y que el efectivo es cada vez más escaso.
Lo que mayormente se estila es que las personas paguen mediante una aplicación de su teléfono inteligente. Este es quizá el escenario previo a la implementación en escala completa del yuan digital, la moneda digital de banco central (CBDC) que el gobierno chino amenaza con lanzar en breve.
Como señal de sus firmes intenciones de liderar los adelantos en materia de blockchain, la nación más grande de Asia acaba de promulgar una Ley de Criptografía, donde se establece la preferencia por ciertos algoritmos.
La Autoridad Criptográfica Nacional China se ha decidido por los cifrados basados en SM1, SM2, SM3 y SM4, siendo el último un algoritmo estándar nacional, que estuvo clasificado hasta el 2006. De esta forma, China declara una incompatibilidad de facto con las cadenas de bloques foráneas y sus criptomonedas asociadas, como Ethereum, o Bitcoin, que se basan en el cifrado mediante RSA.
El país se encuentra preparado ya para que el lanzamiento de una moneda nacional digital no tenga competencia, asegurando al gobierno chino un completo control sobre blockchain en su territorio.