Las criptomonedas han tomado a la mayoría de las personas por sorpresa. Parece mentira que un invento que ya cuenta con más de diez años de existencia sea todavía tan poco conocido.
Esto es tan cierto, que cuando preguntas a algún conocido ¿podrías decirme qué son las criptomonedas? ponen cara como si le estuvieras hablando en un idioma desconocido.
Eso nos lleva a la cuestión de cómo logra una innovación tecnológica la aceptación masiva por parte del público. Bien, eso depende de en qué parte de nuestras vidas encaje el adelanto, o de qué tan útil nos resulte.
Por supuesto, los intereses privados juegan un papel principal en lograr que un producto llegue a la mayor cantidad de gente posible. Quizá esto tenga que ver con que las criptomonedas sigan luchando por lograr mayor adopción. Volveremos sobre este punto más adelante.
El asunto central es el desconocimiento de las grandes masas acerca de la ya denominada como una nueva clase de activos. Las monedas digitales, o criptomonedas, se perfilan como epicentro de la economía digital que nos tocará vivir en los meses venideros.
Resulta conveniente, pues, manejar al menos las nociones generales acerca del llamado “ecosistema cripto”. La revolución de las criptomonedas está formalmente en marcha, y muchos de los conceptos que estamos a punto de revisar serán en pocos años algo cotidiano para todos.
Criptomonedas “para Dummies”
Seguramente muchos conocen la serie de libros “para Dummies”, donde se explica de manera sencilla diversos temas de interés. Al igual que los creadores de la serie, debemos aclarar que el término “dummies” se aplica a los principiantes, gente que está comenzando a adquirir conocimientos sobre ciertas cuestiones.
En el caso de las criptomonedas, la terminología técnica empleada en muchos textos para describirlas ha dificultado la comprensión de su funcionamiento.
Pero, así como no es necesario convertirse en un especialista en mecánica automotriz para poder conducir un coche, tampoco hace falta conocer demasiado para atrevernos a usar por primera vez las monedas digitales.
Debemos mostrar las criptomonedas desde un punto de vista práctico, sin misterios ni complicaciones. Para quienes buscan el dominio sobre los aspectos tecnológicos de las también llamadas monedas virtuales, también existe en línea una gran cantidad de contenido con el que satisfacer su curiosidad.
Las criptomonedas son un nuevo tipo de dinero electrónico, así de simple. Aunque se considera que el uso de las mismas como medio de pago todavía está en sus inicios, las “criptos”, como le llaman a veces, fueron diseñadas con ese fin en mente.
Luego veremos que, además de funcionar como forma de pago, las criptomonedas no son todas iguales y pueden utilizarse para otras cosas.
Aunque de forma limitada, las monedas digitales ya se emplean para realizar compras diversas: desde alimentos en el supermercado, hasta boletos de avión, hospedaje, y hasta artículos de lujo, como automóviles deportivos.
Todo empezó con Bitcoin
Tal vez, esta sea la palabra que mejor asocie el común de la gente con las criptomonedas: Bitcoin. Esto se debe a que ese es el nombre de la primera criptomoneda que se dio a conocer.
Su concepto fue publicado en 2008, en un documento firmado por un tal Satoshi Nakamoto. En el mismo, Nakamoto propuso un medio de pago entre iguales, “de tú a tú”, sin que participaran intermediarios como sucede en el sistema financiero tradicional.
Además, cualquiera con una computadora y acceso a Internet sería capaz de crear bitcoins. Sí, la gente podría “fabricar” su propio dinero desde casa mediante un proceso al que se llamó “minería”.
Y, de hecho, para su buena suerte, algunos de los que siguen de cerca este tipo de desarrollos tecnológicos lo hicieron. En breve te enterarás cómo les resultó.
Las primeras unidades de Bitcoin estuvieron disponibles a comienzos de 2009. El valor de cada moneda era prácticamente cero, dado que todavía no había mercado. Muy pocos sabían de esta innovación, y sin darse cuenta, estaban participando en los inicios de una futura revolución digital.
Ya en 2010, el primer precio conocido de Bitcoin se establece en USD 0,003, en el sitio de intercambio BitcoinMarket.com (veremos también qué es un intercambio).
Antes de eso, un tecnofanático apodado “SmokeTooMuch” quiso subastar 10 mil unidades de Bitcoin por 50 dólares, y nadie lo tomó en cuenta. Un millonario error que lamentarían años después.
Con el tiempo, Bitcoin alcanzaría el precio de USD 1 (2011), luego los cien dólares (2013). En noviembre de ese año, la criptomoneda llegaría por primera vez hasta los USD 1.000, e incluso, superaría dicha marca.
Entre subidas y bajadas, Bitcoin comienza el 2017 cotizándose en USD 800. Una “curiosidad tecnológica” que arrancó de la nada, y ahora costaba cientos de dólares norteamericanos. Pero lo mejor estaba por venir.
En marzo supera los USD 1.290 por unidad, la loca carrera de Bitcoin hacia las nubes estaba por comenzar. El 12 de junio Bitcoin llega al increíble precio de tres mil dólares.
A partir de allí el interés por Bitcoin se disparó, y con ello la cantidad de gente que veía en la criptomoneda una excelente oportunidad de inversión.
Y tuvieron razón. Bastó que pasaran apenas cuatro meses para que Bitcoin dejara lejos la marca de USD 3.000. El 2 de noviembre rompía la barrera de los 7 mil dólares, y ya no volvería atrás.
El 17 de diciembre de 2017 será un día que los pocos visionarios que se atrevieron a apostar por Bitcoin desde sus inicios recordaran por siempre.
Aquello que en 2009 valía cero dólares, se encumbró como la reina de las criptomonedas, al registrar el inimaginable precio de USD 19.798. La leyenda de Bitcoin había nacido.
Y con ella, el mundo tendría a varios nuevos millonarios gracias a la idea de un genio desconocido. Porque, hasta la fecha, aunque parezca increíble, nadie sabe con certeza quién es realmente Satoshi Nakamoto.
Proyectos de criptomonedas
Luego de la explosión de Bitcoin en diciembre de 2017, el mundo de las criptomonedas comenzó a captar la atención de muchas más personas. Durante el 2018 y el 2019 los proyectos de criptomonedas empezaron a multiplicarse como conejos, llamándoseles equivocadamente ICO.
Una ICO es un medio para obtener fondos al que recurre un proyecto de criptomonedas (o proyecto de blockchain). Las siglas en ingles ICO significan “Oferta Inicial de Monedas”. En ella, los promotores de un proyecto venden monedas a los inversores a un precio preferencial.
Se espera entonces que, al arrancar y funcionar el proyecto, las monedas incrementen su cotización y los inversores puedan recoger ganancias. Al menos, esa es la idea básica.
En esto de la cotización entran a jugar las llamadas “plataformas de intercambio”. Los intercambios son sitios web que funcionan como una bolsa de valores donde lo que se intercambia no son acciones, sino criptomonedas.
Según CoinGecko, ahora funcionan más de 390 plataformas de intercambio para monedas digitales. Una de las mejor conocidas es Binance. Otra, con una fama más bien sombría, es Bitfinex, relacionada a la controversial moneda estable Tether.
Luego de la fiebre de las ICO, aparecieron en escena las IEO, que es la versión de una ICO organizada por un intercambio de criptomonedas (Initial Exchange Offering).
Algunos proyectos deciden prescindir de las ICO, o las IEO, y prefieren conseguir financiamiento de otra forma. Los hay que son mantenidos exclusivamente por donaciones de sus seguidores, y generalmente se le dificulta avanzar.
Bendita volatilidad
El principal problema que presentan las criptomonedas es su volatilidad. Es decir, su precio puede cambiar abruptamente hacia arriba, o hacia abajo en cuestión de minutos.
Esto explica el por qué se utilizan tan poco como medio de pago todavía. Sin embargo, esta misma característica las ha convertido en el objeto de especulación preferido por miles de inversores.
Gracias a sus cambios de precio, todos los días se ganan (y se pierden) miles de dólares en las bolsas de criptos. Pero a “grandes males, grandes remedios”, y alguien dio con la idea de emparejar el precio de una criptomoneda al de una moneda tradicional, como el dólar, por ejemplo.
A este nuevo sabor se le llamó “criptomonedas estables” (stablecoins) y se utilizan más que todo para combatir de los vaivenes del mercado en momentos de inestabilidad.
Es decir, alguien posee cierta cantidad de la moneda “X”, que puede estar perdiendo valor. Para proteger su inversión, el propietario decide entonces intercambiarlas por alguna moneda estable.
Cadenas de bloques
Vaya término más confuso para la gran mayoría, pero es la traducción literal de “blockchain”. Blockchain es el nombre de la principal tecnología que hace funcionar a las criptomonedas.
Una cadena de bloques no es más que una estructura de datos. Así como cualquiera guarda los datos de sus contactos en la app de su teléfono inteligente, una blockchain almacena las transacciones que se llevan a cabo en una red de monedas virtuales.
Cada cierto número de transacciones componen un “bloque”. A su vez, cada bloque queda unido a su antecesor mediante unas funciones matemáticas donde interviene la criptografía. De allí que se emplee la palabra “criptomoneda”.
A la creación de un bloque es lo que se llama “minería” (en algunas redes de criptomonedas). Cuando se logra armar un bloque, y agregarlo a la cadena, se “producen” monedas de esa red, que se entregan a quienes realizan esta tarea: los mineros.
¿Y cómo se “mina” una criptomoneda”? Pues, usualmente es posible instalar un programa que lo hace, para lo que debe contarse con un equipo de características particulares, acceso a Internet, y, en algunos casos, conocimientos intermedios o avanzados de informática.
Se supone que una cadena de bloques es segura porque no es una sola; son muchas copias de la misma cadena de bloques ejecutándose al mismo tiempo, y todas tienen que concordar para autorizar una transacción.
Por eso se dice que una blockchain es “inmutable”. No es que sea inmutable, porque, de hecho, las cadenas de bloques son susceptibles de sufrir modificaciones forzadas, llamadas “ataque del 51%”.
Sucede que gracias a la manera en que se entrelazan los bloques, y a que se deben alterar todas las copias de la cadena para que un cambio sea válido, la dificultad de hacerlo es bastante alta.
Tokens y criptos
En el mundo de las criptomonedas (el “ecosistema”) existen básicamente dos tipos: criptomonedas propiamente hablando, y los tokens, o fichas.
La diferencia entre las dos se encuentra en lo siguiente: las criptomonedas como tal poseen su propia cadena de bloques, es decir, un “ledger” o libro contable distribuido. Es la estructura donde se registran todas las transacciones de la red.
Los tokens, por otro lado, carecen de una cadena de bloques propia, y se ejecutan (funcionan) empleando una blockchain ajena. Cuando un proyecto desarrolla una cadena de bloques nativa entones “se trae” sus tokens, que a partir de ese momento se convierten oficialmente en criptomonedas.
Desde el punto de vista financiero, la gente percibe como criptomonedas a aquellas diseñadas para funcionar como dinero. Para completar el cuadro, existen también las fichas, o tokens utilitarios, cuyo uso tiene sentido sólo dentro de la plataforma donde se las creó.
Bajo este esquema, mientras las criptomonedas pueden emplearse para pagar múltiples bienes o servicios, los tokens usualmente se emplean para el pago de comisiones, o para obtener descuentos sobre las comisiones que cargan ciertas plataformas por sus transacciones.
Pero en líneas generales, debemos entender a los tokens y criptomonedas como un medio eficiente para la transferencia de valor. Tomemos como ejemplo a la compañía Ripple y su token XRP.
Mediante XRP, las empresas logran transferencias internacionales de millones de dólares en apenas segundos, pagando por ello comisiones realmente bajas, si las comparamos con las que cobra la banca tradicional.
Criptomonedas y la economía digital
A fin de cuentas, ¿cómo usamos las criptomonedas? Lo primero es tener un lugar donde guardarlas, algo llamado “billetera electrónica”, o wallet.
Todas las billeteras vienen en forma de aplicación para teléfono móvil, o como un software cliente para Pc de escritorio. Estas son las billeteras de software. Por otra parte, tenemos además las billeteras de hardware, unos dispositivos físicos que nos permiten mantener a resguardo nuestras monedas digitales.
En el primer caso son muy recomendables Electrum, Jaxx Liberty, Atomic y Exodus (compatible con más de 100 criptomonedas). En cuanto a las billeteras de hardware, las de los fabricantes Ledger y Trezor se han vuelto muy populares.
Para recibir o enviar criptomonedas, debemos familiarizarnos con una dirección de billetera. Algo parecido a esto: 1BvBMSEYstWetqTFn5Au2m4GYg7xJaNVN2. Para hacerlo un poco menos complicado, algunas apps de billetera generan ahora un código QR el cual podemos escanear y que realizan la misma función.
¿Qué otras cosas podemos hacer con criptomonedas, además de gastarlas como dinero? La economía digital está emulando las funciones de las finanzas tradicionales, y agregando novedosas formas de obtener rendimientos.
Existen redes que emplean algo llamado PoS, o protocolo de Prueba de Participación. Esto significa que, si tienes cierta cantidad mínima de las criptomonedas de esa red, y las mantienes en la billetera por determinado tiempo (lo que se conoce como “staking”), la red te paga un rendimiento (interés) sobre las monedas guardadas.
Un buen ejemplo lo encontramos en la moneda virtual Energi (NRG), que produce retornos bastante productivos por este concepto.
Los servicios DeFi, o de finanzas descentralizadas, están surgiendo también con fuerza. Algunas compañías ofrecen poner nuestras criptomonedas en préstamo, pagándonos una tasa de interés por ello, con la flexibilidad de poder retirar nuestras monedas cuando queramos.
Para los inversores más dedicados, están los contratos de futuros, y varios otros instrumentos financieros basados en monedas digitales que tocaremos en otra oportunidad.
De por sí, el mayor uso que se les da a las monedas digitales es el de especular con ellas en los intercambios cripto. Hasta ahora existen unas 6.454 criptomonedas, según los datos de CoinMarketCap, y todas cotizan en las bolsas, aunque sea con volúmenes ínfimos.
Pero una actividad a la que apuestan los seguidores más acérrimos de Bitcoin es el HODLING. El “hodling” consiste en comprar la mayor cantidad de BTC (símbolo de Bitcoin) cada vez que sea posible, y guardarlos hasta que ocurra la siguiente gran explosión.
Cuando el mercado está en alza, como sucede ahora, suelen aparecer los pronósticos acerca del precio de Bitcoin. En momentos así, la compra de BTC se acelera, también debido a los traders que obtienen ganancias de la diferencia entre el precio al que venden y al que compraron las criptomonedas.
Por cierto, que de tanto centrarnos en Bitcoin (la estrella) casi nos olvidamos del “reparto”. A las demás criptos se las conoce con el nombre genérico de “monedas alternativas”, o altcoins.
Salvo raras excepciones, cuando Bitcoin sube, el efecto se refleja en los precios de las altcoins. Y cuando baja, el valor de las monedas alternativas se viene al piso casi de inmediato. Así es la criptovida.
El ranking
No podía faltar que existiera una clasificación de criptomonedas, y para ello existen sitios como CoinMarketCap o CoinGecko.
Las monedas digitales suelen ordenarse por las que poseen mayor “capitalización de mercado”. Esta variable nos indica el “valor” de la moneda (de su red) en determinado momento.
La capitalización de mercado de una criptomoneda es igual al producto de las monedas circulantes por el precio de cotización vigente. Así, la que registra mayor cantidad de dinero, será puesta más arriba en la clasificación.
El ranking de mayor relevancia está formado por cien monedas virtuales. En esas primeras cien entran tanto criptomonedas como tokens. Las más importantes de todas integran un grupo de apenas diez. De ellas, mencionaremos cinco:
Bitcoin. La superestrella del firmamento cripto es la que mueve prácticamente al resto del universo blockchain. Su capitalización de mercado es superior a los 218 mil millones de dólares. La creó el intangible Satoshi Nakamoto y se encuentra ahora en un momento alcista.
En este momento, Bitcoin se cotiza en USD 11.826. Los analistas predicen que se dirige a los 14 mil dólares, y después de allí quién sabe. Podría desatarse una nueva locura hacia los 20 mil USD “y más allá”.
Lo cierto es que la moneda ha tocado varias veces los USD 12.000 y no ha podido sostenerse. Veremos qué pasa en los próximos días.
En el puesto 2 encontramos a Ethereum. En realidad, la red se llama Ethereum, y su moneda digital es el éter, o ether (ETH). Su creador es Vitalik Buterin, un chico ruso de 26 años, que también es programador de computadoras.
La capitalización de mercado de Ethereum es mayor a los 49 mil millones de dólares. El precio actual de ETH es de USD 442. Ethereum fue la red que introdujo los contratos inteligentes en el criptomundo.
De tercera está la criptomoneda XRP, representativa de la red Ripple. Ripple cuenta con una capitalización de mercado de USD 13.700 millones. XRP se cotiza ahora en USD 0.305, pero la cantidad de XRP en circulación es alucinante: más de 44.918 millones de monedas.
En el cuarto lugar está la moneda estable Tether (USDT). La red de Tether comparte el nombre con su cripto nativa. Ahora existen casi 10 mil millones de USDT en circulación.
Un rasgo sobresaliente de la compañía Tether es que “imprime” monedas cuando lo cree conveniente, por lo que su volumen circulante posee bastante elasticidad.
Y en el puesto nro. 5 tenemos a Chainlink (LINK). Aunque ya venía mostrando un desempeño positivo durante los meses anteriores, desde que comenzó agosto LINK no ha parado de subir. Esto tiene a sus seguidores muy entusiasmados.
La cotización de LINK es de USD 16.70, y su capitalización de mercado marca unos USD 5.844 millones.
Aún hay más
Por supuesto que hay más, y mucho más. En cuanto a las criptomonedas, apenas hemos “rozado la superficie”, como suele decirse. Seguramente algo se nos habrá quedado en el tintero.
Este contenido no te hará llegar de “cero a experto”, pero podrás responder algunos de los datos básicos sobre las monedas digitales en cualquier conversación con tus amigos. De ahora en adelante podrás entender otros conceptos con mayor facilidad.
Y casi se nos olvida algo bien importante: ¿hace falta tener mucho dinero para empezar con las criptomonedas? Pues, afortunadamente no. La gran mayoría de las criptos cuestan sólo centavos.
Inclusive a Bitcoin, que es la moneda más valiosa, la puedes comprar en porciones denominadas “satoshis” (seguro ya sabes por qué se llaman así). No tienes que conseguir 11.890 dólares para hacerte con un BTC completo, pero si los tienes, ¡bien por ti!