Bitcoin no las tiene todas consigo últimamente. Aparte del notable descenso en su cotización, ahora recibe críticas de Sam Bankman, primer ejecutivo de la plataforma FTX.
En declaraciones realizadas al Financial Times, Bankman llevó la atención hacia dos puntos de Bitcoin que, en su opinión, afectan negativamente el desempeño de su red.
Primero resaltó el tema del mecanismo de consenso. Es bien conocido que la red Bitcoin emplea la Prueba de Trabajo (PoW) para mantener a todos sus nodos de acuerdo.
Como protocolo de consenso, PoW ha demostrado ser lo suficientemente seguro como para mantener a salvo a Bitcoin y otras cadenas de bloques que aún lo utilizan.
El asunto está en el gasto de energía que implica la implementación de la prueba de trabajo. Desde el punto de vista medioambiental, PoW significa un derroche por demás innecesario de electricidad.
Por supuesto, los defensores de este argumento se refieren a la electricidad producida por consumo de combustibles fósiles, o plantas nucleares. Y tienen un buen punto a su favor.
A pesar de que centros importantes de minería de Bitcoin ya han migrado a regiones donde obtienen energía “limpia”, la aplicación de la prueba de trabajo sigue incomodando a este sector.
El segundo punto de dolor tocado por el CEO de FTX fue el de la escalabilidad de Bitcoin. Por supuesto, dejó de lado la existencia de Lightning Network cuando se refirió al asunto de los pagos.
Todos contra Bitcoin
Bankman aprovechó entonces para alabar a las redes cuyo consenso se maneja bajo el protocolo de Prueba de Participación, o de apuesta (Proof of Stake, PoS).
El consumo energético de tales cadenas de bloques es tremendamente eficiente, si lo comparamos con el de Bitcoin, y, por lo tanto, más amigable también con el medio ambiente.
Sam Bankman es sólo una de las voces que clama por un cambio en este sentido. Liderando el movimiento por un Bitcoin más ecológico se encuentra Greenpeace, el adalid de la protección de nuestro planeta.
Otro de los que han opinado a favor de cambiar el protocolo de consenso de Bitcoin hacia la prueba de participación ha sido Chris Larsen, uno de los altos ejecutivos de Ripple.
Es posible que el culpable de esta discusión sea el niño prodigio Vitalik Buterin. Sí, el padre de Ethereum, o uno de los responsables.
La red Ethereum, cuyo consenso se basa también en la prueba de trabajo, ya tiene bien adelantado su cambio a PoS. Ethereum es la segunda red de criptomonedas más importante del mundo.
Cuando su migración hacia prueba de participación se materialice, Bitcoin quedará como un anacronismo ante quienes claman por blockchains energética y ecológicamente viables.
Algo así fue lo que dijo Chris Larsen en marzo, según declaraciones proporcionadas a Bloomberg.
Pero un cambio de Bitcoin hacia PoS no se vislumbra en el horizonte. Sencillamente, a nadie le interesa. Ni desde el punto de vista de la seguridad, y mucho menos desde el económico.
Un futuro sin BTC
Poco importa si Bitcoin es o será una red de pagos eficiente. La verdadera razón por la que se sigue siendo la primera criptomoneda es porque produce mucho dinero.
Y produce dinero debido a sus fluctuaciones, lo que nos lleva a otra, hasta ahora, fallida predicción sobre ella: que será una reserva de valor. Bitcoin no podrá, jamás, convertirse en una reserva de valor mientras siga cabalgando sobre el lomo impredecible de la volatilidad.
¿Veremos un futuro sin BTC? Es poco probable. Quizá estaremos aquí para presenciar la supremacía de Ethereum sobre su eterna rival, esto como posible consecuencia de su paso a PoS, pero quién sabe.
Mientras valga la pena, el subsuelo digital seguirá dando a los mineros más monedas para extraer. El ocaso de Bitcoin no parece estar en manos de un protocolo de consenso, sino en las de quienes deciden hasta cuándo seguir apostando por ella.
