Hace casi mes y medio, una de las criptomonedas centradas en la privacidad más conocidas, Monero, cumplió sus primeros cinco años. Hasta ahora, las monedas de privacidad siguen luchando para deshacerse del vínculo que las asocia con actividades ilegales, mientras algunos gobiernos buscan las maneras de ejercer control sobre las mismas.
La moneda digital Monero se lanzó el 18 de abril de 2014. Siguiendo el ejemplo del sensei de las criptomonedas Satoshi Nakamoto, la mayoría de los desarrolladores involucrados en el proyecto eligieron permanecer anónimos, conociéndose por los momentos los nombres de sólo dos de los programadores que actualmente participan en el mismo. Ellos son Ricardo Spagni, quien también utiliza el apodo de “fluffypony”, y Francisco Cabañas, conocido como “articmine”.
El nacimiento privado de Monero
Monero (XMR) comenzó como un hard fork del proyecto Bytecoin (BCN), uno de los primeros proyectos de criptomonedas centrados en la privacidad. Bytecoin se inició con una cantidad de tokens previamente minados, donde los desarrolladores supuestamente se quedaron con más del 80 por ciento de ellos. A fin de crear una moneda de privacidad más justa, que no se vea envuelta en acusaciones de preminado, otro grupo de desarrolladores bifurcó la cadena de bloques de Bytecoin y fue así como Monero vino al mundo.
Monero está basada en el algoritmo hash de prueba de trabajo CryptoNight, utilizado por el protocolo CryptoNote. Lanzado con un documento técnico en 2013, CryptoNote fue una creación de Nicolás van Saberhagen. A Saberhagen le preocupaba la falta de privacidad y confidencialidad de las transacciones dentro de la red de Bitcoin.
La cadena de bloques de Bitcoin fue la primera solución exitosa que permitió pagos digitales descentralizados de igual a igual sin autoridad central. Sin embargo, debido a su cadena de bloques pública, las transacciones de Bitcoin no son verdaderamente anónimas o confidenciales.
Muchos en la comunidad de monedas virtuales creen que una criptomoneda descentralizada exitosa necesita transacciones privadas para que sea viable a largo plazo. En el whitepaper de CryptoNote, Saberhagen afirma: “La privacidad y el anonimato son los aspectos más importantes del dinero electrónico. Los pagos entre pares buscan ser ocultos a la vista de un tercero, una diferencia distintiva en comparación con la banca tradicional».
El protocolo CryptoNote y los principios descritos por Saberhagen forman los cimientos de varias monedas, incluidas Dashcoin, Forknote, Bytecoin, DigitalNote, Boolberry y Monero.
Sin rastros ni vínculos, resistente a los análisis
Monero se clasifica como una moneda de privacidad debido a sus transacciones no rastreables, no vinculables, privadas y resistentes al análisis. A través de una combinación de protocolos innovadores centrados en la privacidad, como direcciones ocultas, sumadas a firmas y transacciones confidenciales de anillo, Monero proporciona un alto nivel de privacidad transaccional a sus usuarios.
La cadena de bloques de Monero es un libro mayor opaco, lo que significa que no es posible ver los datos relacionados con las transacciones ejecutadas en su red. El objetivo del protocolo es garantizar que los detalles, como la cantidad transferida, la dirección de origen y la dirección del destinatario, no sean accesibles para nadie. Para lograr el consenso, Monero utiliza CryptoNight, un algoritmo de prueba de trabajo diseñado para su uso dentro de la base de código de CryptoNote.
La arquitectura y las características de Monero son diferentes de las cadenas de bloques públicas como Bitcoin. Algunos creen que el surgimiento de monedas centradas en la privacidad es el siguiente paso lógico en la evolución de las monedas digitales debido al concepto de fungibilidad.
Privacidad como un derecho humano
La fungibilidad se refiere a la intercambiabilidad de un bien o activo con otros bienes o activos individuales del mismo tipo. Para que una moneda tenga éxito, debe ser fungible, de lo contrario, existe la posibilidad de una pérdida de confianza en la moneda.
Desafortunadamente, existe la preocupación de que Bitcoin y otros activos criptográficos no tengan una fungibilidad fuerte en la actualidad. Debido a que las transacciones realizadas en blockchains públicas pueden ser vistas por cualquier persona, es posible que los gobiernos utilicen compañías de análisis de cadenas profesionales (CipherTrace, por ejemplo), que pueden rastrear las monedas involucradas en actividades ilegales, como los mercados de redes oscuras, los robos y el ransomware. Esto lleva al problema de las monedas contaminadas. Como resultado, hay un mercado en crecimiento para las monedas limpias, recién extraídas, sin historial.
Durante una entrevista en el podcast de Laura Shin, Unchained, Riccardo Spagni se refirió a la necesidad de la privacidad transaccional como un derecho humano. “Mi interés en Monero es ideológico”, dijo. “Creo en la privacidad como un derecho humano básico. Y me llamó la atención esta tecnología que podría avanzar en eso, que podría permitir la privacidad de las personas, especialmente aquellos que se encontraban en lugares y situaciones donde la habían perdido”.
Toda moneda tiene dos caras
Los reguladores todavía tratan de enfrentar la naturaleza única de las criptomonedas privadas. Las monedas de privacidad dan a los ciudadanos individuales la capacidad de realizar transacciones fuera del control de los gobiernos. Monero ha sido vinculada a una serie de actividades ilegales, que incluyen malware de minería, lavado de dinero y compras en mercados ilegales de la web. Como resultado, algunos reguladores están buscando legislar contra Monero y otras criptomonedas anónimas como Zcash y Dash.
En un reporte publicado en marzo, el Comité de Finanzas de la Asamblea Nacional de Francia estimó que sería conveniente eliminar el uso de todas las monedas digitales que proporcionaran anonimato a las transacciones. En el informe, el director del comité, Eric Woerth, menciona que las criptomonedas basadas en la privacidad pudieran emplearse como herramientas en la comisión de actos ilegales, como el lavado de dinero, el fraude y la evasión de impuestos.
En 2017, el gobierno de Corea del Sur prohibió el uso de cuentas anónimas en el trading de criptomonedas, y en abril del 2018, la Agencia de Servicios Financieros de Japón (FSA) admitió haber estado presionando a los intercambios locales para que sacaran de sus listas a las criptos cuyas transacciones eran difíciles de rastrear, específicamente Dash, Monero y Zcash.
¿Triunfarán las transacciones anónimas?
Si los gobiernos intentan prohibir Monero y a las demás monedas de privacidad, el cumplimiento será un desafío. El riesgo que representan las criptomonedas que proporcionan anonimato en sus transacciones es que pueden ser utilizadas por cualquier persona con acceso a Internet y están diseñadas para que su rastreo sea casi imposible. Las personas que persiguen hacer negocios de forma segura y privada seguramente estarán dispuestas a defender su derecho de seguir empleándolas.
Por ahora, Monero sigue gozando de un fuerte respaldo entre los partidarios de las criptomonedas, ha ganado un valor sustancial desde su lanzamiento y continúa apareciendo listada por un gran número de plataformas de intercambio. Sin embargo, una nube gris de leyes desfavorables sigue estando en el horizonte de las monedas virtuales centradas en la privacidad, como una amenaza latente que puede empañar su futuro en cualquier momento.
Para saber más:
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