Hay momentos en los que Bitcoin parece ser un juguete en manos de unos pocos que tienen dinero de sobra. Al menos eso es lo que piensa el afamado economista de raíces turcas Nouriel Roubini.
Roubini, conocido en los círculos de blockchain y criptomonedas como el “Doctor Doom”, o doctor Catástrofe, se ha ganado tal apodo debido a sus comentarios siempre agrios y contrarios a Bitcoin.
En cada mínima oportunidad que le es dada, el doctor Doom lanza su crítica encendida contra el ecosistema de las criptomonedas, y particularmente en contra de su principal estrella. Su más reciente opinión involucra a las llamadas “ballenas de Bitcoin”, inversores de activos digitales que suelen mover enormes cantidades de la moneda en los mercados.
Desde su punto de vista, la reciente caída en el precio de Bitcoin, justo antes de que se materializara el recorte a la mitad de la recompensa por minería, fue meramente artificial.
Roubini asevera que si la criptomoneda se desplomó de esa forma, sin fundamentales que lo justificaran, la razón puede encontrarse en la manipulación del mercado. Y las ballenas pueden encontrarse justo detrás de tal acción.
A comienzos de mayo, el precio de Bitcoin venía recuperándose de manera consistente, en lo que a todas luces parecía un nuevo rally alcista. Los pronósticos no pararon de surgir, aventurando que la moneda llegaría primero a los USD 10.000, y luego iría a por los USD 20.000, o tal vez más.
Efectivamente, para beneplácito de sus seguidores, Bitcoin llegó a tocar, aunque por un tiempo muy corto, la marca de los diez mil dólares. Pero ello bastó para alimentar las esperanzas de que una nueva carrera de toros se produjera a partir de los siguientes días.
A medida que se acercaba el halving, Bitcoin permaneció cotizándose bastante por encima de USD 9.000. Fue entonces el sábado 9 de este mes cuando sucedió lo que Nouriel Roubini califica como una prueba de la manipulación de su precio.
Casi al final de la sesión, mientras Bitcoin se cotizaba en USD 9.624, comenzó de la nada un descenso que no se detendría hasta llegar, como primera parada, hasta a los USD 8.753. Minutos después, Bitcoin cerraría la jornada marcando un precio de USD 8.599.
El efecto cascada en las cotizaciones de las monedas alternativas no se hizo esperar, y la mayoría de ellas comenzaron también a registrar pérdidas importantes.
Ethereum (ETH), por ejemplo, que se encontraba en USD 211, bajó en la primera tanda hasta los USD 192. La moneda de Vitalik Buterin detendría su marcha hacia el suelo en la marca de los USD 187. Por su parte, Ripple (XRP) terminó por cotizarse en USD 0.194, después de haberse estado negociando por USD 0.218.
Utilizando su cuenta de Twitter, Roubini aprovecharía la eventualidad para blandir de nuevo sus argumentos en contra de Bitcoin y el ecosistema cripto:
En su post, el economista acusó a las ballenas de ser autoras de la mayoría de las falsas transacciones en los exchanges en casos como el que sucedió con Bitcoin. “En siete minutos Bitcoin pierde el 15% de su valor, sin noticias que lo justifiquen”, dice.
“Spoofing, bombeo y descarga a gran escala, front running, operaciones de lavado. ¡Una manipulación y estafa total!”, agregó.
Como respuesta, y tal vez cansado de la recurrente negatividad de Roubini respecto a las monedas digitales, Tuur Demeester, fundador de Adamant Capital y conocido inversor de criptos, dijo que dejaría de escuchar al doctor Doom de ahora en adelante. “Nunca aprendo nada nuevo de este individuo”, se quejó Demeester.
Roubini no está solo entre los heraldos de mal agüero que se han tomado a pecho el trabajo de pronosticar el Apocalipsis del ecosistema cripto.
No hace mucho, Peter Schiff, otro de los detractores de Bitcoin y propietario de la corredora de bolsa Euro Pacific Capital, garantizó que el futuro de esta criptomoneda es simplemente “estrellarse de forma estrepitosa contra el suelo”.
Que los mercados de criptomonedas sufran de manipulación no es algo de qué extrañarse. Sobre todo considerando que los exchanges de monedas digitales funcionan en un mundo aparte de las bolsas tradicionales, donde existen regulaciones y mecanismos para controlar dichas situaciones.
De ninguna manera afirmamos que la compra-venta de criptomonedas se encuentre todavía en el “lejano oeste”, como solía decirse en los comienzos, cuando todos hacían y deshacían al gusto de cada quien. Ciertamente, hemos avanzado bastante, pero comparado con las bolsas de valores tradicionales, existe aún camino que recorrer.
Además, debido al tamaño del mercado cripto, a las ballenas no se les hace demasiado difícil influir en la cotización de las monedas. Las operaciones de lavado, el spoofing y otros trucos de heredados de los prestidigitadores de Wall Street se verán atenuados con el tiempo, conforme el ecosistema cripto alcance una mayor madurez.
Es precisamente ahora, cuando las bolsas internacionales han enfrentado un impacto nunca antes visto, ocasionado por la aparición del nuevo coronavirus, que las criptomonedas, y en particular Bitcoin, tienen la oportunidad de mostrar al mundo su capacidad de resiliencia.
La Reserva Federal se ha visto en la necesidad de imprimir millones de dólares para intentar rescatar la economía norteamericana. A pesar de ello, cientos de corporaciones siguen estando en riesgo, debido al sistema financiero basado en deuda que sigue vigente todavía.
Bitcoin, por otro lado, ha podido recuperarse sin que ninguna institución intervenga. Aunque exagerados, los alegatos de Nouriel Roubini no dejan de albergar cierta porción de verdad. Pero es también cierto que, mientras las bolsas tradicionales tratan aún de levantarse, Bitcoin parece seguir decidido su camino hacia arriba.