Criptomonedas y la conspiración para una sociedad sin efectivo

El sueño de las grandes corporaciones de tarjetas y de los nuevos proveedores de pagos electrónicos es un muindo totalmente sin efectivo. Las criptomonedas pudieran estar siendo parte de esta conspiración.

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sociedad sin efectivo

En lo que conocemos como la civilización occidental, los bancos siguen clausurando cajeros automáticos y sucursales. Ellos continúan empeñados en llevar a sus clientes a usar la infraestructura de banca digital, incluyendo el dinero electrónico para todas las transacciones. Olvídense del efectivo.

Al igual que Google quiere que todos accedan y naveguen por Internet a través de su portal de búsqueda controlado de manera privada, las instituciones financieras quieren que todos se acomoden a una nueva economía, donde el dinero en efectivo se perciba como algo obsoleto.

Reducción de costos primero

Otro objetivo, o, mejor dicho, el de siempre, es reducir los costos para optimizar las ganancias. Las oficinas requieren personal. Reemplazarlos con aplicaciones de autoservicio permite a los gerentes de las instituciones financieras controlar y monitorear directamente las interacciones con los clientes.

Los bancos, por supuesto, nos cuentan una historia diferente sobre por qué hacen esto. Todas las semanas, simplemente envían una carta a cientos de personas donde se les informa del cierre de alguna sucursal cercana, debido a que sus clientes están optando por los servicios digitales y el banco se está “adaptando a esta tendencia”.

Seguramente usted habrá usado en más de una ocasión la plataforma en línea de su banco, pero ¿le preguntaron alguna vez si estaba de acuerdo en que cerraran su oficina local? Con toda probabilidad, no.

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La estrategia de “empujar”

Lo que sucede ante nuestros ojos, sin que muchos se den cuenta, va más allá. Cuando un banco cierra una oficina, o retira un cajero automático, dejándonos sin efectivo, está aplicando una estrategia. Para nosotros, la alternativa digital será la opción a elegir si el banco nos dificulta el acceso a sucursales físicas.

En el campo de la economía conductual, a esto se le llama “empujar”. Cuando los grandes intereses desean que la gente se decida por alguna opción específica, reducir las demás alternativas es la mejor estrategia.

Un buen ejemplo de “empujar” puede apreciarse en los supermercados, con la instalación de cajas de autoservicio. Utilizando el consabido argumento de la reducción de costos, se va reemplazando al personal con las estaciones de autopago. Por supuesto, el supermercado tiene que hacer su tarea y convencer a los clientes. Así, presentan a las cajas de autoservicio como la alternativa más conveniente, citando sus múltiples beneficios.

Cuando algunos clientes comienzan a usar el autopago, el supermercado puede mostrar eso como muestra de un cambio en la preferencia de la gente, que luego emplean como argumento que justifica la reducción de empleados. Van quedando menos empleados, y más cajas de autoservicio. Correcto. Las personas están siendo “empujadas” de nuevo hacia la alternativa que quiere el negocio.

Obligados a un mundo sin efectivo

Empleando la misma técnica, los bancos quieren dirigirnos hacia una sociedad sin efectivo, todo se haga mediante las plataformas digitales, y el motivo no es otro que su propio beneficio. Las grandes corporaciones como MasterCard, Discover, Visa y otros proveedores de servicios de pago como Apple, Google o Amazon, quieren llevar al máximo el volumen de los pagos electrónicos que procesan; los bancos, por su parte, persiguen llevar sus costos de operación al mínimo.

efectivo o tarjeta

La estrategia del “empuje” necesita de dos partes. La primera consiste en hacer que la opción que se quiere cambiar (el acceso al efectivo) sea cada vez más difícil de obtener. Para ello se eliminan oficinas y cajeros automáticos. La segunda es que la alternativa a implementar debe promoverse utilizando todos los medios disponibles. La idea es “reprogramar” a las personas, haciéndoles creer que prefieren lo digital, y que lo hacen por iniciativa propia (es su decisión).

Interpelación ideológica y hegemonía

El concepto de hegemonía, de Antonio Gramsci, puede ayudarnos a entender esto. En él, explica la manera que actores poderosos condicionan a la sociedad, cultural y económicamente, llevándoles a percibir sus intereses como una acción natural, sin cuestionamiento alguno.

Los pagos digitales no estaban en el horizonte de nadie hace veinte años, pero ahora todos los perciben como el siguiente paso “natural” del dinero, es “lo que viene” y debe venir. Esa percepción no es gratuita, sino el producto de un largo proyecto hegemónico ejecutado por las altas esferas del poder financiero mundial.

También podemos aprender del concepto de interpelación ideológica propuesto por Louis Althusser. Lo que Althusser dijo es que las personas pueden terminar internalizando ciertas creencias, si se refieren a ellas, continuamente, como si ya las tuvieran.

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Dos décadas atrás, nadie creía que el efectivo era «inconveniente». Ahora, en los países industrializados, cada vez son más frecuentes los anuncios publicitarios que describen a personas que encuentran el dinero en efectivo anticuado y poco práctico.

Con este bombardeo persiguen plantar en nuestro cerebro la idea de que el efectivo es, en verdad, incómodo y que dejar de utilizarlo nos interesa. Pero una sociedad sin efectivo no es realmente nuestro interés, es del interés de los bancos y las siempre voraces compañías de pagos electrónicos. Quieren hacer creer que la desaparición del efectivo es un asunto que provino de la sociedad, que fue su elección.

El efectivo no sufre de “fallas técnicas”

A comienzos de junio, una falla surgió en el sistema de pagos de Visa en Europa, impidiendo el servicio por varios minutos y afectando a miles de establecimientos y usuarios en toda la región. Es cierto que los medios electrónicos para transacciones comerciales se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana, pero no es menos cierto que también están sujetos a problemas técnicos que pueden dejar desprotegidos simultáneamente a los millones de personas que confían en ellos.

billetes de euro

Las operaciones en efectivo no necesitan de un sistema digital interconectado que controle, autorice y supervise la compra. Los pagos en efectivo transcurren en un espacio que se encuentra ajeno al ojo omnipresente de dichas infraestructuras.

El efectivo no produce las comisiones por transacción del dinero plástico o electrónico, ni la abundancia de datos que se recogen cada vez que una persona utiliza esas formas de pago, lo que constituyen razones adicionales para que los bancos y las compañías de tarjetas aboguen por su desaparición.

Marginados aún más sin efectivo

Una sociedad sin efectivo puede traer efectos sociales totalmente indeseables. Las personas de la tercera edad, que son un grupo numéricamente importante en los países desarrollados del planeta, se verían obligadas a interactuar con medios tecnológicos de pago que les son extraños, marginándolos aún más en un entorno que promueve la velocidad de los medios digitales.

Al día de hoy, todavía queda una enorme masa de seres humanos que ni siquiera tienen acceso a servicios bancarios. A mitad de año, el Banco Mundial publicó un reporte donde reveló que 1,7 mil millones de personas no poseían una cuenta de banco, y ése es un botín que no están dispuestos a perder los promotores de la sociedad sin efectivo.

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Hay estudios donde se muestra que los usuarios regulares de efectivo tienen un mejor control sobre sus gastos, contrario a quienes usan tarjetas o pagos con teléfonos inteligentes, que tienden a excederse. Imaginemos lo que esto significa para las grandes firmas que dominan el sector.

Las criptomonedas pueden ser una trampa

Sabemos que, para combatir un mal hábito, lo mejor es sustituirlo por otro bueno. No es que el dinero en efectivo vaya a desaparecer, que vaya a ser eliminado. ¿Y si lo sustituimos por monedas virtuales? ¿Es posible que la idea de monedas descentralizadas y no inflacionarias provenga de la misma gente que desea acabar con el efectivo?  ¿No será que, como postulan Gramsci y Althusser, estamos siendo llevados a una realidad que no elegimos nosotros mismos, pero creemos que es así?

criptos o efectivo

Aquí no se trata de que Bitcoin se irá a la luna nuevamente, y nos haremos millonarios, no es cuestión de si Monero es la moneda virtual más anónima de todas, o de si Ethereum se ha dormido en los laureles y le ha dejado el lugar a Ripple.

De lo que hablamos aquí es que esta nueva “revolución del dinero” puede no ser tal, sino el mejor acto de ilusionismo financiero que hayamos presenciado en nuestra generación. Mientras el efectivo desaparece, estamos maravillados con las promesas de cero tarifas, cero inflación, rapidez, descentralización y privacidad que las monedas virtuales nos ofrecen.

El “empuje” va tomando forma

Por un lado, algunos gobiernos ya están abandonado el uso de efectivo. Canadá dejó de emitir billetes de 1.000 dólares en 2006, el Reino Unido hizo lo propio en 2010 con el billete de 500 libras, y ya para el cierre de 2018, Europa dirá adiós al billete de 500 euros por decisión de su Banco Central. En Suecia el dinero en efectivo es, por poco, un asunto del pasado: casi todo se paga con tarjeta o con el teléfono móvil.

Algunos pueblos del continente han quedado sin una sola agencia bancaria o cajero electrónico. Sus habitantes deben esperar por un servicio itinerante para obtener algo de efectivo y realizar otras operaciones. En los sitios que no gozan todavía de esta modalidad, y que se hallan en una situación similar, los lugareños acuden a una taberna o bar, donde pueden obtener los billetes.

¿Recuerdan la segunda parte del “empuje”? Bien. En los Estados Unidos, Amazon puso en funcionamiento Amazon Go, unas tiendas de conveniencia, o mini mercados, donde para comprar sólo se necesita tener la aplicación operativa en el teléfono móvil y registrarse con el mismo al entrar. El cliente puede tomar cualquier producto de los mostradores y simplemente salir del local. Amazon enviará luego la factura al teléfono del cliente. Sin colas, sin demoras, sin efectivo.

amazon go sin efectivo

También en ese país del norte, el año pasado, Visa lanzó el “Desafío Sin Efectivo de Visa”, donde la firma se comprometió a entregar US$ 10.000 a los propietarios de 50 restaurantes seleccionados si a partir de entonces no aceptaban dinero en efectivo en sus establecimientos. La visión de Visa, según reza en la página web de la campaña, es “un futuro libre de efectivo”. Así de claro, así de contundente.

Criptomonedas, la jugada maestra

Y ahora tenemos a las monedas virtuales, la mano que mueve el mago, la distracción final. El Fondo Monetario Internacional ha dejado entrever la conveniencia de las criptomonedas a los bancos centrales y algunas naciones ya han hablado abiertamente de su implementación futura.

En la reciente cumbre del G20 se puso la regulación de las criptos sobre el tapete, acordando hacerla de acuerdo a los lineamientos de la Fuerza de Tareas de Acción Financiera (FAFT). La SEC de los EE.UU. mantiene en vilo al mercado de las criptomonedas con el tema de los ETF, mientras seguimos en un zoológico donde sólo hay toros y osos.

¿Serán las criptomonedas quienes entierren definitivamente el uso del efectivo? Esperemos que no. Los billetes y las monedas, tan apreciados por las personas mayores, aparte de ser muy útiles en las economías menos avanzadas, en los lugares remotos, donde los medios de pago tecnológicos son difíciles de implementar, también constituyen una especie de legado de la humanidad.

Algunas monedas y sus contrapartes de papel están tan finamente diseñados que son verdaderas obras de arte. Quienes opten por tenerlos a la mano, deberán alzar su voz y ejercer su derecho a elegir por cual medio realizar sus pagos. Mientras tanto, la presión de las grandes corporaciones, en pro de una sociedad sin efectivo, seguirá siendo enorme, tanto como lo es la cantidad de dinero que está en juego.